domingo, 25 de julio de 2010

Notas Sobre el Diálogo Intercultural

Una de las características principales de la modernidad es el culto indiscutible a la racionalidad, esta se presenta como el lógico camino para resolver los problemas sociales en su totalidad. Así, occidente se presenta como la cultura que sementada sobre la racionalidad técnica, aspira a las grandes conquistas de la civilización.

Se afirma que la civilización es el estado que logra la humanidad luego de superar a la barbarie; siendo la civilización el modelo cultural occidental inspirado en la cultura europea anglosajona, el cual tiene su cenit en la globalización neoliberal. Sin embargo, la realidad social dista de esta simple ecuación. Irónicamente, las sociedades sumidas a la racionalidad mononuclear occidental evidencian niveles de hambre, miseria y discriminación alarmantes; lo cual se traduce como barbarie.

Ahora bien, la pregunta lógica es ¿A través de cuál método la cultura eurocéntrica se ha convertido en la monocultura dominante en occidente? ¿Cómo la globalización como fase del comercio capitalista se ha convertido en modelador de las culturas?.. En este punto convergen diversos factores que han permitido que la cultura europea domine a las otras culturas occidentales, sumiéndonos en la globalización como fase de intercambio comercial capitalista: Los medios de producción están en las manos de diversos capitales, que se convierten en trasnacionales a través de la dinámica comercial mundial; la razón técnica permite que se cree una dinámica industrial, comercial y agroindustrial que dependen del suministro de bienes y servicios de empresas trasnacionales; la debilidad o casi desaparición del Estado como ente de protección a los ciudadanos permite que los intereses transnacionales influyan sobre la vida política y económica de las poblaciones; por último, y no menos importante, los medios de comunicación social al responder a los intereses de las empresas trasnacionales, se convierten en entes desinformadores y no pocas veces alienantes, que permiten, junto con los factores antes nombrados, que una cultura se imponga a otras; y, que Latinoamérica esté hoy bajo la dinámica de la globalización neoliberal.

Ante la realidad social mundial, es urgente el plantear de nuevo la estructura de pensamiento con la cual organizamos a la sociedad. Evaluar la supuesta supremacía de la racionalidad sobre otros valores humanos, la civilidad europea, el capitalismo como medio de intercambio de mercancía, bienes y servicios; la capacidad de subsumir todas las culturas mundiales a la gran cultura global, antes que la barbarie acabe con los recursos naturales renovables y no renovables, incluyendo el hombre.

Ante la urgencia antes señalada, la filosofía intercultural se plantea como alternativa en franca oposición a la globalización neoliberal. Mucho más allá de querer plantear una nueva filosofía, intenta replantear la relación entre las diversas culturas, entre las diversas filosofías; en esencia, entre los seres humanos. Nueva forma de relación que permita la transformación intercultural del logos filosófico. No se está renunciando a la filosofía como sistema de pensamiento, lo que se intenta es recuperar la capacidad de reacomodarse el sistema, arrancarle la camisa de fuerza que significa la filosofía basada en una sola realidad cultural. Por otro lado, indudablemente, cuando se cambia la racionalidad, también se cambia la perspectiva ontológica.

En primer lugar, la filosofía intercultural reconoce la existencia la pluralidad filosófica; lejos está de pretender que existe una sola filosofía. En segundo lugar, reconoce que cada filosofía responde a una realidad cultural concreta; por tanto, no existe supremacía de una filosofía sobre otra. Por tanto, en esencia, la filosofía intercultural plantea una nueva relación entre los diversos universos culturales.

Dentro del planteamiento ético que significa el diálogo intercultural, prevalece la apertura a la alteridad como posibilidad fundamental para la construcción del nosotros. La subjetividad del otro tiene que estar sujeta a ser percibida por mi subjetividad y a su vez el otro desde estar abierto a mi subjetividad. Esta posibilidad de encuentro entre subjetividades hace posible la nueva racionalidad. Se libera la subjetividad desde la apertura hacia el otro, sin este compromiso se convierte en sofisma la liberación del oprimido.

La intersubjetividad no sólo se opone a la monocultura como ente que coacciona y alienación a las otras culturas; de la misma manera, se opone a la monodisciplinidad como camino para lograr una apropiada hermeneusis. Así, la transdisciplinidad se plantea ante el sectarismo y dogmatismo de diversas posiciones pseudo-intelectuales.

La filosofía intercultural al replantear la relación entre las diversas culturas, se configura en un planteamiento ético. Planteamiento ético basado en la igualdad de condiciones y derechos de los diversos entes que se constituyen en realidad ante la presencia del otro.

La filosofía intercultural plantea una posibilidad alejada de un simple multiculturalismo que se enmarque en el esquema del reconocimiento de la existencia de diversas culturas; estando estas culturas sumidas a la racionalidad de una cultura que se les imponga como superior, invalidándolas.

El ser es el existente, se existe cuando se es; por tanto, la realidad no es otra que la existencia en un lugar y un tiempo determinado; tomando esta postura existencialista, la filosofía intercultural valida el diálogo como medio de construcción, de encuentro y posibilidad de entendimiento entre los existentes. Así, la realidad se convierte en un algo a acordar en el proceso del diálogo entre iguales; los dialogantes propician formas de hermenéusis a través de la comunicación.

Para Fornet-Betancourt al estar las instituciones del estado cerradas a la concreción de la interculturalidad, el ser humano tiene el compromiso consigo mismo de convertirse en partícipe activo de su liberación; esto, presupone que el hombre, a través del proceso educativo se transfigura en ciudadano posibilitado para tal fin. Por otro lado, el diálogo es la forma para lograr la liberación no sólo del oprimido, sino también, a través de la argumentación, del opresor.

Para que sea posible la concreción de la realidad como acuerdo entre entes dialogantes se asumen varios supuestos antropológicos invariables. El primer supuesto filosófico se identifica como lo “universal singular”, a través de este supuesto se afirma que la realidad particular, singular, de una cultura se puede extrapolar hasta influir en otro universo cultural; de esta manera, estando consciente de las barreras culturales, ninguna cultura se mantiene en estado puro e invariable ante las otras con la cual tiene contacto. El segundo supuesto filosófico afirma que la realidad cultural no determina la conducta de los seres dentro de las misma; sin pretender negar que la cultura que origina a cada ser humano influye en su realidad psicológica, éste antepone a la determinación la realidad psicológica que representa su reflexión subjetiva, posibilitando la posibilidad de concretar diversas realidades biográficas dentro de cada situación cultural. El tercer supuesto filosófico afirma que existe la necesidad de la libertad para poder concretar la reflexión subjetiva y posibilitar los cambios culturales; la libertad entendido así, se perfila como la posibilidad de la evolución cultural al poder posibilitar las diversas realidades de sus integrantes; también, se afirma que la solidaridad entre los seres humanos sólo se posibilita al ejercer la libertad de una forma ética. Por último, la racionalidad es también un supuesto filosófico, al ser la capacidad que posee el ser humano de dar razón a su entorno para explicar el mundo que lo rodea y explicarse a sí mismo con la finalidad de generar estabilidad. Los supuestos de la libertad y la racionalidad están íntimamente ligados, pues al ejercer la libertad que nos constituye nos es permitida construir una racionalidad útil para el bienestar del ser humano.

También, la filosofía intercultural afirma que las culturas distan de ser bloque homogéneo; en ellas discurren diversas realidades, necesidades, exigencias, posibilidades y fuerzas que corren en paralelo, que coexisten y comparten un tiempo y espacio determinado. Dentro de cada cultura ocurre un momento de tensión entre la cultura de origen y el hombre que desea desligarse de ella para concretar su historia, su realidad particular; también, acontecen dinámicas de luchas entre las diversas clases sociales que las constituyen, surgiendo la necesidad humana de alejarse de la posición de víctima. Es así como es evidente que patrones culturales rígidos, monolíticos, aplicados sobre las diversas culturas son ineficientes para tratar y resolver los diversos problemas que surgen en su existir. Por otro lado, indudablemente, las diversas culturas no se mantienen estacionales durante largo tiempo, se renuevan constantemente, cambian; este cambio debe responder más a dinámicas propias de existencia que a la pretensión de culturas hegemónicas.

Los supuestos filosóficos no se enarbolan como verdades absolutas, son supuestos que esgrime Raúl Fornet-Betancourt consciente que los mismos deben ser validados dentro del universo de las realidades determinadas desde el diálogo intercultural; pues, como propuesta filosófica propia puede responder a la influencia de la formación cultural eurocéntrica que domina al pensamiento occidental.

Lejos está la filosofía intercultural de pretender ser el método, la herramienta para la solución de todos los problemas sociales, permitiendo la concreción de una sociedad idílica, más cerca del cuento de cenicientas de las señoritas malcriadas que las realidades humanas. Sin pretender lograr un mundo pintado de rosa, la filosofía intercultural afirma que es posible concretar un diálogo entre las diversas culturas del mundo, donde se respeten el derechos civiles entre los participantes; de esta manera, cada voz es escuchada por igual, no se coaccionan el derecho a la participación ciudadana, se permiten e instauran medios que faciliten la comunicación entre los entes constituyente; y, sobre la base del respeto y la igualdad se intenta la argumentación constructiva sobre diversas materias de interés social; logrando o no el encuentro de las voluntades. Por tanto, para la filosofía intercultural es necesaria iguales competencias comunicativas y lingüísticas como condiciones materiales para un diálogo efectivo. La filosofía intercultural permite aspirar a la concreción de un diálogo intercultural cónsono con la dignidad humana.

sábado, 24 de julio de 2010

¿Sómos un Continente Democrático?

La democracia se define como una organización de un grupo de personas, cuya característica primordial es que el poder reside en la totalidad de los miembros que conforman el grupo. En tal sentido, las decisiones están orientadas por la voluntad del conjunto. Así pues, la democracia es una forma de organización del Estado y el gobierno que rige a este Estado, bajo mecanismos que permiten la participación de manera directa o indirecta de los ciudadanos; de tal manera que los representantes están legitimidades por medio de los mecanismos que los eligieron como representantes del colectivo.

Una de las características de la democracia es que todos los ciudadanos del Estado tienen los mismos derechos y deberes; sólo diferenciándose estos según el cargo que ocupen dentro de la organización; pero, sin que esto represente menoscabo de los derechos civiles de los demás ciudadanos.

Las democracias se clasifican en directas, representa o participativas. Las democracias directas ocurren cuando las decisiones son adoptadas por la comunidad en general; las democracias representativas se dan cuando una personas o grupos de personas son elegidas por el pueblo como sus representantes en la toma de decisiones; las democracias participativas ocurren al aplicar mecanismos que permitan a los ciudadanos la capacidad de asociarse para ejercer una influencia directa en la decisiones a tomar, uno de estos mecanismos es el plebiscito. Debemos destacar que estas tres formas de participación no son excluyentes; y, perfectamente pueden convivir en el desenvolvimiento democrático de una nación; pues, los mecanismos son complementarios y no excluyentes.

La presencia de elecciones libres en un Estado no necesariamente conlleva a que este estado posea un sistema democrático, hace falta la cultura democrática en los dirigentes, pero mucho más importante aún en la ciudadanía en general. También, es necesaria la presencia de instituciones libres no coaccionadas que organicen la administración del poder.

En una legítima democracia se respetan las libertades básicas de libertad de prensa, el poder ejecutivo es un poder más en la administración del gobierno el cual debe funcionar de manera coordinada con los otros poderes autónomos de la nación. El partido que ostenta el gobierno debe respetar el derecho a la oposición que tienen los otros partidos y considerar y acatar el peso político de los mismos en las asambleas legislativas. En tal sentido, no está permitido el empleo de la fuerza ni la coacción para mantener el control gubernamental.

Unos de los aspectos a destacar en la democracia es que el diálogo entre los entes que conforman la sociedad se realiza en forma permanente a través de los mecanismos de comunicación existentes entre los estos. Las personas pertenecientes a un sector de la sociedad manifiestan sus propuestas, prevaleciendo en el diálogo conciliatorio la opinión de la mayoría. Este es el aspecto fundamental de la democracia, la mayoría decide; es la prevalencia de la minorías a participar donde las mayorías se imponen; y, los dicidentes se suman a la propuesta acordada, sin doblegar el derecho a la dicidencia. En tal sentido, en la democracia el comportamiento de los opositores debe ser tal que garantice la expresión de sus propuestas en un ambiente de diálogo cívico.

En la democracia están garantizados los mecanismos que permitan la alterabilidad del poner para los representantes del pueblo, de tal manera que se pueden prescindir de los gobernantes sin que sean necesarios cambios en la base legal del Estado. Por tanto, en democracia se reduce la inestabilidad política al garantizarse la alterabilidad de los representantes.

Perfilados los rasgos fundamentales de la democracia ¿Existe democracia en América Latina?.. por definición, por lo afirmado por cada gobierno latinoamericano en su cartas magnas y discurso políticos de sus dirigentes, la respuesta es sí sin vacilación. Pero, en política no existen verdades absoluas, al realizar un análisis político social de cada país latinoamericano observamos que las realidades se alejan en diferentes grados de la definición clásica de democracia.

Alguién preguntaría con razón ¿Cómo afirmar de que existe democracia en latinoamérica si en la realidad no se evidencian las doctrinas democráticas? Al argumentar lo alejado que está el continente del modelo democrático, se expondría la gran inestabilidad política, de falta de legitimidad de muchos de los gobernantes, la falta de elecciones libres en Cuba, el gran número de presos políticos y periodistas, el alto nivel de violencia cotidiana y política, la falta de canales apropiados para lograr la comunicación entre los factores sociales, el alto grado de excluidos en estas llamadas democracias; y, sin vacilar se respondería con un no.

Mas, en definitiva no se puede responder con un no o un sí a la pregunta antes realizadas. Evidentemente se ha reconocido por la mayoría de las naciones que la vía más expedita para lograr el bienestar social es la democracia, por esto, aparece reflejado como modelo en las diversas cartas magnas de los paises Latinoamericanos; sin embargo, a pesar del grado de madures democrática disímil en los diversos países de la región la democracia aún está en proceso evolutivo, en proceso de adaptación de cada sociedad al sistema democrático.

Los países latinoamericanos compartimos realidades históricas y geográficas comunes. En nuestra gran mayoría procedemos de ser colonia de diversos paises, obteniendo la emancipación hace relativamente poco tiempo. Luego de los procesos de emancipación se vivieron guerras civiles dentro de cada nación, guerras civiles que determinaron el control gubernamental de un grupo sobre otro; guerras cruentas que desbastaron, diesmaron los recursos de los paises. Posteriormente, en la mayoría de los países latinoamericanoa se vivierongolpes militares que resultaron en gobiernos unipersonales, férreos, donde se permitían pocos derechos civiles.

Venezuela, Chile, Argentina, Paraguay, entre otro, tuvieron dictaduras militares unipersonales durantes largos periodos de tiempo. Luego de la crisis originadas por estos gobieros; crisis que originaron grandes perdidas humanas y de recursos naturales, se sucedieron revoluciones que instauraron gobiernos civiles; así comienzan las democracias en nuestro continente. De esta manera luego de la experiencia de las dictaduras, los gobiernos acuerdan instaurar la democracia ya que esta se perfila a nivel mundial como el gobiero (a decir de Bolívar) que garantiza la mayor suma de felicidad en la población.

Sin embargo, demostrado está que la democracia no se concreta sólo al enarbolar su nombre; hace falta un alto grado de maduración cívica que permita al sistema susistir de manera cónsona con la dignidad de los pueblos.

Sólo pasada la segunda mitad del siglo XX la mayoría de los países lationamericanos pasan a tener gobierno civiles que proclaman la democracia como sistema de gobierno; por esto, es fácil concluir que estamos en étapa de maduración democrática. Ahora bien, es fácil determinar que estamos en la etapa del kinder de la democracia, el problema está en que la formación de cultura democrática no sólo se da con el número de aciertos y desaciertos sociales implementados, hace falta la educación para la democracia y eso no surge de manera espontánea.

La educación democrática exige voluntad por parte de los gobernantes y de la ciudadanía en general, aspecto que es poco probable que aparezaca en países con alto grado de analfabetismo, decerción escolar, alto nivel de inclusión en la fuerza laboral a menores de edad, alto grado de violencia domética y un número alarmante de familiar uniparentales.

Es importante hacer notar que en Latinoamérica las autoridades parecieran deslegitimarse cada día más en muchos paises al cerrar las vías de comunicación con la ciudadanía; pues es evidente un alto grado de exclusión. Campesinos sin tierra, estudiantes protegiendo la amenazada autonomía universitaria, población indígena desasistida, acceso restringido a una salud de calidad; esto, sumado al alto nivel de corrupción administrativa y ambivalencia jurídica, hace que en no pocos países los ciudadanos no se sientan representados por las autoridades; aumentando así la inestabilidad política.

Debido a lo anteriormente mencionado, en Latinoamérica se retoma el discurso socialista como modelo de gobierno que garantiza la participación ciudadana, y por lo tanto la democracia. Pero ¿Cuál y qué es el sistema socialista? Si las libertades y derechos jurídicos están garantizados por la democracía, por qué agregar el apelativo socialista a estas democracias.

A finales de la década de los ochenta la mayoría de los sitemas democráticos en latinoamérica experimentan crisis debido al alto nivel de corrupción e indebido manejo de los fondos públicos. Por esto, surgen movimientos violentos, estallidos sociales en diveros paises. En venezuela ocurre el caracazo seguido de dos intentonas militares; Más tarde en argentina ocurren manifestaciones callejeras y una gran inestabilidad política debido al desfalco hecho entre los banqueros y los gobernantes, inestabilidad que originó la susceción de varios gobiernos en poco espacio de tiempo; recientemente en Bolivia también se vive una época de gran inestabilidad política debido al alejamiento del gobierno y la ciudadania.

Estas crisis de las llamadas democracias, como mencionamos obligan al surgimiento de nuevas propuestas, entre ellas la llamada socialista. En Venezuela se impulsa una llamada revolución socialista que pretende reinvindicar los derechos civiles excluidos en los años que ocuparon la democracia anterior, denominada por capricho nominal cuarta república. El gobierno venezolano aprueba la revolución socialista llevado en la isla de Cuba bajo la presidencia de Fidel Castro; tomando principios de esta impulsa cambios en la nación e impulsa estos cambios en diversos países del continente.

Varios presidentes afirman reconocer como favorables los cambios impulsados en venezuela como repuesta a la crisis de legitimidad vivida en el continente; de este modo los presidentes de Argentina, Bolívia, Brasil, Ecuador y Chile muestran acercamiento notorio a los cambios políticos expuestos por el presidente Chávez.

Analicemos la situación. Se presenta al gobierno cubano como el gran ejemplo de resistencia a seguir. Ahora bien, es cierto que las relaciones del gobierno de Cuba con los diversos gobiernos Noteamericanos han sido altamente conflictivos desde que los revolucionarios asumieron el poder luego de derrocar al gobierno de Batista; esto a causa de diferencias de concepción consecuencia de la llamada Guerra Fría, sin embargo debemos que reconocer que el trato de la revolución hacia los derechos civiles de los cubanos desdice del ideal democrático. El gobierno cubano es el gobierno que tiene el mayor número de periodistas presos, no se desarrollan elecciones libres, no existen partidos de oposición, no existen medios de comunicación de oposición; en nombre de la dignidad del pueblo el gobierno asume el “sacrificio” de impartir el poder. Evidentemente en Cuba existe un sistema gubernamental que no permite las más esenciales libertades ciudadanas; esto, aunado a una fuerte represión, monitoreo, seguimiento de la población ha hecho que el sistema permanesca durante largo tiempo (desde 1 de enero de 1959).

En venezuela se vive un ambiente político altamente conflictivo, la libertad de prensa está comprometido, la dicidencia política se ataca ferozmente, existe un culto evidente a la personalidad del jefe de Estado y se tratan de lograr cambios constitucionales que permitan su reelección indefinida; en nombre de los desposeidos, de los excluidos se administra el poder de forma con la cual se compromete la inclusión de todos los sectores de la población.

Los diferentes jefes de gobiernos que apoyan las iniciativas del presidente venezolanos, en mayor o menor grado intentan aplicar las políticas palicadas por este en sus países, con mayor o menor resistencia a los mismos, es evidente que en línea general mantienen posturas menos rígidas en la forma de ejercer el poder.

Por lo antes expuesto se puede creer erroneamente que conflicto es sinónimo de falta de democracia; nada más alejado de la verdad, los conflictos son normales en el desenvolvimiento social, a decir de Hegel (1770-1831)necesarios para lograr la evolución social. Sí, el conflicto siempre está presente, pero en democracia los conflictos no rebasan la racionalidad y no atentan contra el orden establecidos; no se puede compara un paro de transportistas con una asonada militar.

Junto al caso cubano se pueden citar otras violaciones a los derechos democráticos civiles en latinoamerica: fuerte represiones estudiantiles en Venezuela, corrupción administrativa (siendo emblemáticos los casos de venezuela, Nicaragua, Argentina y Perú), desasistencia sanitaria, exclusión de la educación de gran sector de la población; entre otros. Sin embargo, ningún gobierno que desee perdurar en el tiempo puede declararse antidemocráticos y los líderes gubernamentales permanentemente defenderan sus gestiones como ejemplos a seguir y acusarán de las fallas a la oposición.

Junto a los ejemplos de violación a los derechos civiles, en latinoamerica encontramos países con un grado mayor de madurez democrática; Brasil y Chiles sirven como ejemplo a lo afirmado. También, existen casos donde las exigencias del gobierno tienen que retroceder debido a la presión ejercida por la población ejerciendo sus derechos. Recientemente en Argentina la presidente Cristina Kirchner tuvo que retroceder en la pretención de aplicar un alto impuesto a la producción agropecuaria en su país sin discutir la cifra con los sindicatos de trabajadores agropecuarios y los productores; tras días de protestas generalizadas bajo la cifra antes determinada de forma unilateral. En Brasil existen normas que otorgan seguridad jurídica al productor agropecuario e industrial; también, se promueve la explotación madedera de privadps al Amazonas bajo la supervisión gubernamental, sólo explotando los árboles envejecidos que tengan reemplazo existente. En Colombia, a pesar del fuerte conflicto interno con la guerrilla, están garantizados los derechos a los productores agropecuarios e industriales, al libre desenvolvimiento comercial. Tomado esto en consideración, no es casual que Brasil y Colombia sean de los países más productores y diversificados en materia industril y agroalimenticia en la región; es el resultado de garantizar la seguridad jurídica e impulsar el derecho a producir que poseen los ciudadanos.

Como apreciamos, en Latinoamerica se evidencias contrastes fuertes entre los países en materia de derechos civiles democráticos. La región está madurando en materia de derechos civiles, y las experiencias, retrocesos y progresos son necesarias en el proceso de maduración, en el proceso de formación democrática.

En Latinoamérica ha sido constante la exclusión, los gobiernos democrátivos han optado por mediadas populistas para ganr el favor electoral en lugar de abrir canales de comunicación con los sectores sociales. Los excluídos no han tenido acceso a servicios básicos de los sistemas democráticos. Sin embargo, el cambio a esta situación sólo se puede lograr al inculcar la cultura democrática a los pobladores de estos paises; hacer concientes a la ciudadanía de sus deberes y derechos en democracia, que ejercer los deberes y hacer cumplir los derechos es el camino idéneo para lograr que la democracia sea el sistema de gobierno en Nuestra América.

viernes, 23 de julio de 2010

Pensamiento Filosófico en América latina

Durante no poco tiempo, la sociedad filosófica en Latinoamérica se ha preguntado si existe pensamiento filosófico en Americalatina. Ante la diversidad de autores, pensadores, escritores y filósofos en Americalatina, ¿Es menester preguntarnos sobre la existencia de un pensamiento propio? ¿Hemos sido capaces de generar un pensamiento propio e independiente o por el contrario hemos sido simples calcómanos de pensamientos extranjero?

Otras de las interrogantes, se refiere a que si en Latinoamérica ha existido un propio pensamiento filosófico, desde cuándo el mismo inicias. ¿Las culturas precolombinas pudieron generar un pensamiento filosófico? ¿Éste surge sólo en época colonial cuando nuestro pensamiento es influído por la filosofía escolástica y tomista? ¿Fueron los pensadores de la emancipación dueños de un pensamiento propio? ¿Fueron los positivistas y contrapositivistas acuñadores de la propia filosofía? O ¿Sólo al surgir la Filosofía de la Liberación es que nos hacemos cociente de nuestra independencia ideológica y es a partir de aquí que se puede hablar de una filosofía propia?

Creemos que es menester aclarar qué se entiende por pensamiento filosófico. La Filosofía no es un pensamiento meramente científico, ya que al igual que ésta se vale de la razón, pero difiere en que sus preguntas no son específicas sino generales. El filósofo, al contrario del científico natural, no se pregunta por el desarrollo embrionario de las aves; sus interrogantes son más generales, atendiendo al origen del conocimiento, al estudio del ser, entre otros aspectos generales. Además, para el científico dedicado al estudio fáctoco, el ámbito humano ocupa un segundo término, en cambio la filosofía se ocupa de la dimensión humana. Así, la filosofía, también se distancia del pensamiento místico, al no emplear la fe como su basamento de creencia sino la razón. Por tanto, es relativo hablar de un pensamiento filosófico ante los dogmas de la fe.

Por tanto, ¿Existe pensamiento filosófico en Latinoamérica? Sin lugar a dudas, según nuestro entender, sí existe pensamiento filosófico en Latinoamérica. Pues, si existe pensamiento racional, humano, alejado de la fe religiosa. Existe en cada pensador filosófico que se ha planteado el estudio y razonamiento en el ámbito Latinoamericano. Cómo negar la validez de pensadores como Samuel Robinson (Simón Rodríguez) (1769-1854), José Martí (1853-1895), Simón Bolívar (1783-1830), Francisco de Miranda (1750-1816), Enrique Dussel (1934), Ignacio Ellacuría, García Bacca, entre otros.

Asumida la presencia de pensamiento filosófico en Latinoamérica, la siguiente cuestión a tratar es la independencia o no de este pensamiento; si el mismo es mero calca del pensamiento universal filosófico o es producto de una propia reflexión. Si nuestra actividad filosófica ha sido un solo volver a escribir lo ya escrito, con la pretensión de hacerlo propio al plagiar las oraciones; o, por el contrario, hemos sido capaces de hacer una propia reflexión de nuestra condición y poder parir un planteamiento filosófico independiente, espejo de nuestras realidades, instaurador de vías de progreso y base para el diseño de un futuro prometedor.

Para poder desglosar lo antes expuesto, es necesario estudiar diversos puntos del problema. En primer lugar, debemos tomar en cuenta la existencia de una filosofía llamada universal. Se llama Filosofía Universal a aquella iniciada en Grecia, donde diversos pensadores se formularon preguntas ontológicas universales; es una tradición que posteriormente evolucionó en diversas escuelas y pensadores a lo largo de la historia del continente europeo básicamente. Es una sucesión de pensadores integrantes de diversas escuelas, que se abogan el conocimiento filosófico. Es esa filosofía que se desarrolla a lo largo de la historia europea principalmente; la que se enseña en la mayoría de las academias de filosofía racionalista. Hoy, esa es una filosofía de salón altamente eurocentrista, academicista. Es la llamada filosofía universal.

No pocos pensadores, afirman que la filosofía universal es la única existente, y Latinoamérica sólo puede hacerse de un pensamiento filosófico valedero en la medida que asume como pensamiento propio la filosofía universal, pues es tarea imposible fundar otra filosofía. Según quienes abogan por esta tesis es inexistente una filosofía Latinoamericana, como no puede haber una filosofía colombiana, venezolana o mexicana. Pues, caso contrario sería menester afirmar que existe una matemática venezolana u otra colombiana.

Ahora bien, la filosofía diverge de la matemática y de la arquitectura y de las otras ciencias, por la característica principal de la filosofía, pues esta es meramente humana; y, desde luego existe un pensamiento colombiano, una forma de concebir la realidad según la óptica venezolana o peruana; porque, las realidades humanas varían de latitud en latitud.

Ciertamente, la Filosofía Universal ha preñado el pensamiento Latinoamericano, ha tamizado las diversas concepciones. Ha determinado diversas posturas; mas, no podemos ser tan obcecados para afirmar que el positivismo radical o neoliberalismo, son planteamientos recetarios aplicables universalmente, que fuera de la órbita de la filosofía universal no existe filosofía. Lejos del balbuceo de poetas embriagados por las musas, nuestros pensadores, en no pocos casos han tomado planteamientos de la filosofía universal como propios, pero antes estos, también existen diversos filósofos que para construir sus planteamientos toman el pensamiento universal y los tamizan con la realidad latinoamericana.

En tal sentido, Nuestra América (a decir de José Martí) está preñada de pensamiento filosófico propio, concepciones que surgen del estudio, del análisis y razonamientos de las diversas realidades.

Contrario al pensar del academicista eurocéntrico, nadie es dueño de la verdad; por tanto, ninguna academia es contenedora del saber absoluto, saber que desdeña el conocer ajeno a las reflexiones surgidas en el ceno de las escuelas. Así, no sólo el filósofo titulado es dueño del saber, surgen una inmensa gama de pensadores como retratistas de la realidad, formuladores de planteamientos valederos para la toma de soluciones en Americalatina. José María Vargas Vila, Valle Inclán, Rubén Darío, son ejemplos de pensadores no academicistas, que desde la perspectivas de la literatura hicieron planteamientos valederos en Americalatina; tomando pensamientos de la filosofía universalista desglosaron la realidad vivida y formularon propuestas valederas desde la óptica de la realidad.

Ahora bien, puede existir filosofía alejada de la llamada filosofía universal; mas, no existe filosofía alejada de la realidad. Pues, la filosofía se hace valedera en la medida que genera sus concepciones a partir de la realidad circundante. Por tanto, nada más alejado de la verdad que una filosofía enclenque de salón, donde la realidad se adapte a golpes a ella y no la filosofía adaptada a la realidad. Esto, es menester conocer para formular un planteamiento filosófico independiente. Esto exige independencia intelectual por parte del pensador, ser retratista fiel de su realidad y hábil constructor de propuestas acertadas para el desarrollo de los pueblos.

En contraposición a los defensores de la Filosofía universal, están los llamados Nacionalistas; quienes afirmar que la filosofía es propia de cada nación, de cada región, para éstos no es valedera la filosofía universal. Los Nacionalistas, no encuentran postura intermedia entre el estudio universal de la filosofía y las realidades locales; pues, sólo surge la verdadera filosofía en las regiones.

Una postura intermedia entre los defensores de la Filosofía Universal y los Nacionalistas, son los perspectivitas; quienes afirman que el pensamiento filosófico es universal y que el mismo se nutre con las realidades, las circunstancias propias de cada región. Esta postura es propia de la llamada Escuela de Madrid, teniendo a Ortega y Gasset como uno de los principales representantes. Esta postura filosófica ha sido de gran importancia para el surgimiento de la Historia de las Ideas en Americalatina.

Otro escollo a solventar es la determinación del momento en el cual surge una filosofía propia en Americalatina. Aquí las opiniones divergen sustancialmente. Y, la opinión varía según la noción que se posea de independencia, de lo propio. Si se concibe lo propio como invención individual de la realidad total, estamos lejos de emprender la empresa de poseer filosofía propia. Sin embargo, desde la postura, a nuestro parecer más racional, de que en filosofía no se es más elocuente en la medida de que se inventen realidades, ya que la filosofía afortunadamente diverge en este punto de la literatura; es apropiado tomar razonamientos ajenos y luego de comprendidos, dibujar nuestra realidad a partir de los mismo agregando las verdades de nuestras características sociales, políticas, históricas, religiosas y económicas.

Ahora bien, desde la óptica planteada en el párrafo anterior, ¿En Cuál momento surge un pensamiento filosófico independiente en Americalatina? Compartiendo la opinión de otros pensadores, podemos afirmar que los pueblos precolombinos que habitaban nuestra América eran poseedores de reflexiones filosóficas propias y valederas. En los pocos libros sagrados que se conservan de los pueblos indígenas, apartando la fuerte presencia de lo mágico religiosos, se evidencia la presencia de un pensamiento filosófico propio. Una concepción del ser, de la realidad, del origen y el papel del hombre sobre la tierra. Pensamientos, que por desidia han sido poco estudiados, prefiriendo el estudio de concepciones europeas para la definición de la realidad. Sin embargo, es posible reconocer la presencia de un pensamiento filosófico valedero antes de la llegada de los diversos imperios, que en lugar de aceptar y convivir con la realidad del indio; con desdén despreció su cultura. Mismo desprecio con el que se refieren los que afirman que no existe pensamiento filosófico en Nuestra América.

Luego, de la conquista (uso el término conquista por las lamentables consecuencias que el encuentro originó sobre el pueblo de Americalatina; mas que la fusión de las dos culturas, se originó la destrucción casi total de la cultura americana), diversos planteamientos filosóficos se han perfilado sobre nuestra tierra. Entre los mismos, se mencionan principalmente; un pensamiento propio de las colonias, pensamiento escolástico prominentemente, asimilación de fundamentos transmitidos a través de la fe católica, sin mayor preeminencia de pensamiento independiente; es el pensamiento del colonizador sobre el colonizado, con el fin de perpetuar el status quo. Posteriormente, se ve mayor signo de independencia filosófica en la filosofía de la independencia; donde se toma principalmente el pensamiento ilustrado que sirvió de piso intelectual para la Revolución Francesa; diversos pensadores de nuestro continente se inspiran en la ilustración y promueven ideas que sustentan la emancipación. Es a partir de este momento que se toman pensamientos universales y a partir de diversas ópticas se traduce la realidad de Nuestra América. También, destacan el pensamiento positivista, las concepciones antipositivistas, el Anarquismo y Marxismo Latinoamericano; y, la Filosofía de la Liberación, entre otras.

Con respecto a la Filosofía de la Liberación, merece especial mención de nuestra parte; pues para algunos es el cenit de la madurez e independencia filosófica latinoamericana, por ser concebida tras el análisis de los diversos problemas en Nuestra América con la finalidad de liberarla y hacerla próspera e independiente. Esto con ciertas divergencias ni es ni cierto en lo total no falso en el todo. Al analizar los planteamientos de la Filosofía de la Liberación no podemos dejar de reconocer en ella pensamientos de otras corrientes filosóficas. Independencia y libre determinación de los pueblos, emancipación de los pueblos de Americalatina, son aspectos tomados de corrientes socialistas universales. Sin embargo, en la Filosofía de la Liberación se busca interpretar según las condiciones sociales de nuestros pueblos, lo cual permite la autonomía de pensamiento.

Ahora bien, desde el marco de la Filosofía de la Liberación o cualquier otra denominación que se desee dar; lo importante para crear una filosofía idónea con la realidad latinoamericana, la cual sea pilar fundamental para el bienestar social, es que cualquier pensamiento emancipador, principalmente debe traducir la realidad de Nuestra América. Ya que traducir la realidad es requisito fundamental inicial para la elaboración de un pensamiento filosófico acertado.

A lo largo de la historia de la filosofía, los pensadores que han fundado principios filosóficos útiles, inicialmente describieron la realidad que les circundaba. Esta descripción debe ser lo más objetiva posible. Aristóteles en su obra Ética a Nicómaco, inicial su planteamiento desde la descripción de realidad social en la cual estaba inmerso y de ahí partieron sus recomendaciones. Nietzsche describe la sociedad europea de su momento, y de la misma concluyó que Europa vivía una situación de carencia moral que pronto la destruiría; su advertencia quedó constatada en las grandes crisis europeas del siglo XX. Por esto, los pensadores latinoamericanos deben iniciar el discurso desde la descripción objetiva de la realidad; y es a partir de la misma, que se deben fundar las propuestas, supuestas que no deben quedar enclaustrados en los salones de la academia; por el contrario convertirlos en praxis.

En esta hora Latinoamericana los filósofos están llamados a la acción, a combinar el análisis y las propuestas teóricas con la acción, pues la filosofía es una útil herramienta para la libertad de los pueblos. Libertad que hace al hombre digno y éticamente fuerte.

A decir de Hegel, en el Mito del Búho de Minerva; el Búho sólo vuela en el ocaso; es decir la filosofía solo plantea las conclusiones luego de acontecidos los hecho. Sin embargo, el gran filósofo alemán olvidaba que la predicción del futuro es uno de los atributos de Minerva. En tal sentido, la filosofía no sólo vaticina el futuro, es herramienta útil para el bienestar de los pueblos.

jueves, 22 de julio de 2010

Historia de las Ideas Latinoamericanas

En años recientes se ha hecho un nuevo enfoque de los estudios culturales en el campo de las humanidades. El movimiento destaca que las actividades culturales están intrínsecamente relacionadas con el contexto social en el cual ocurren; la cual diverge en su producción y apreciación, dependiendo de las características del momento. Tomando en cuenta que las características sociales están en permanente transformación, así también las actividades culturales no son inmutables; se transforman junto a las transformaciones sociales.

Así, la Historia de las Ideas, ha tomado una preeminencia especial. Pues, haciendo un estudio objetivo de la Historia de las Ideas, se puede estudiar la evolución de las ideas en una región; con condiciones políticas, sociales, religiosas y económicas determinadas. Igualmente, sirve para ilustrar la historiografía para la filosofía Latinoamericana.

Al estudiar las Historia de las Ideas no sólo se hace una reconstrucción de las características sociales propias del momento; sino, también, la exposición e interpretación conceptual del pensamiento que generaron las obras.

Se estudian los sujetos, las ideas, y la evolución de las mismas, dentro de un contexto determinado. Analizando el cambio de las ideas ante los cambios del contexto. Se desea determinar en qué grado las ideas fueron alteradas según las características sociales; y a su vez, en cuál medida fueron alteradas las realidades sociales obedeciendo a cambios en las ideas. Se destaca la conexión entre idea y contexto, las relaciones de simbiosis, de analogía y disimilitudes.

Paul Veyne (1930) afirma que la Historia de las Ideas comienza verdaderamente cuando se toma en cuenta el carácter múltiple de la "verdad" a través de la historia. Las ideas varían en función de las culturas y, para darse cuenta, es preciso tomar acta de los efectos de ruptura, de la historia, de las diversas maneras de pensar de los actores y de las variaciones semánticas del pensar de los actores y del lenguaje que no permiten concebir una historia de las ideas homogénea y continua.

Es importante no cometer el error de creer que el estudio de la Historia de las Ideas sólo se circunscribe a las ideas no producidas dentro de las escuelas filosóficas; pues, a la disciplina le concierne las ideas filosóficas tanto de la llamada filosofía universal como los pensamientos regionales. La importancia para Latinoamérica que implica el estudio de la Historia de las Ideas radica en que acepta la existencia de un pensamiento filosófico en Nuestra América.

Filósofos como Horacio Currutti y Mario Magallon denuncian que este estudio es desdeñado por no pocos sectores de la filosofía institucionalizada. Menosprecio equívoco, pues el estudio de las ideas es una disciplina que cuenta con un importante desarrollo en los países latinoamericanos. Sobre todo, dentro del marco de la globalización y la postmodernidad.

Contrario a posiciones que minusvaloran al estudio de la Historia de las Ideas, las mismas se valoran al ser una forma efectiva de diagnosis social comparada con academicismo clásico. El estudio de las ideas ha permitido la incorporación de las visiones indígenas, las inquietudes de los negros, las realidades de las poblaciones mestizas, sus inquietudes, preocupaciones; por lo tanto, las diversas concepciones, las diversas realidades. El estudio de la Historia de las Ideas se convierte en estandarte de voz que permite el pronunciamiento de importantes sectores de la población que han estado en indefensión comunicativa. Así, es pretensión del estudio de la Historia de las Ideas realizar una acertada interpretación y explicación de la condición humana.

Una diferencia fundamental entre el filosofo defensor del universalismo de la filosofía y el historiador de las ideas, estriba en que el filosofo de universalista pretende ante el análisis de diversas corrientes de pensamientos formular una corriente propia o amoldarse a otra corriente ya establecida, argumentando su posición; en cambio, el historiador de las ideas su única pretensión es poder describir claramente el momento histórico estudiado y las ideas que en ellas generaron; generando así conclusiones útiles para el porvenir.

La visión perspectivita de la Escuela de Madrid ha sido fundamental para el surgimiento de la Historia de las Ideas en Latinoamérica. A decir de Ortega y Gasset (1883-1955) “Soy yo y mi circunstancia, salvando mi circunstancia me salvo a mí”. De esta forma, el estudio racional de las ideas, estudia el fenómeno como tal y las circunstancias que le sirvieron de marco; he invita a la praxis, ya que salvando mi realidad me salvo a mí, salvo a mi comunidad.

Siguiendo esta línea de pensamiento, no es casual que la ilustración surgiera en una Francia inmersa en un ambiente de importantes decadencias morales. Una nobleza que atribuyéndose el derecho obtenido por la Ley Divina ejercía férreo control sobre una población con serias carencias materiales. En este marco de circunstancias, la Ilustración pretende que bajo el imperio de la razón las desigualdades se mitiguen. Tomando el cuenta que la Ilustración precedió en pocos años a la Revolución Francesa (11 de julio de 1789-1799), la pregunta lógica es ¿Fue la ilustración causante de la Revolución Francesa o la ilustración fue sólo el reporte de un movimiento que era indetenible? Igualmente, ¿Hubiera sido posible la Revolución Francesa sin la aparición de las ideas defendidas por la ilustración? Ortega y Gasset, al igual que otros perspectivitas, afirman que la idea y la acción están intrínsecamente ligadas fenomenológicamente. No es posible un divorcio entre pensamiento y acción; a menos claro, que la filosofía llegue a grado de distanciamiento basando sus interpretaciones sobre visiones sesgadas, haciendo análisis a partir de supuestos que respondan a intereses particulares y no un análisis crítico honesto. Al alejarse el pensamiento de la realidad social, la filosofía se convierte en hipocresía inútil y no pensamiento puesto al servicio de la dignidad, la libertar; por tanto, el bienestar social.

Bajo esta reflexión, la Historia de las Ideas tiene su fundamento sobre la sociología del conocimiento y la filosofía de la Historia. Entonces, sin vacilaciones, se puede afirmar que la Historia de las Ideas es una disciplina que sopesa efectivamente la objetividad del objeto en estudio y la subjetividad del sujeto que estudia. Esta posición responde a actuales exigencias en el pensamiento, pues se exige determinar la investigación del pensamiento y su sentido a lo largo del devenir histórico social. Así, reconstruir la imagen que los sujetos se han hecho de sí mismos, coordinando estas con las realidades culturales de la época.

Se debe tomar en cuenta que la Historia de las Ideas diverge de los sistemas filosóficos formales, en que la Historia de las Ideas incorpora en realidad múltiples elementos históricos cambiantes, creencias y suposiciones; los cuales, no pocas veces consientes y de difícil formulación. En este punto, la Historia de las Ideas como disciplina, puede generar preceptos acordes con la realidad práctica, sustancialmente provechosos por el colectivo. Es aquí donde radica el interés que esta disciplina ha generado recientemente; pues, los sistemas filosóficos que se alejan de la praxis emiten conclusiones alejadas de la realidad, por ende, para muchos pensadores, inútiles.

Hacer una historia filosófica tomando en cuenta la historia vista a través de la óptica de los vencedores, de las clases dominantes sociales, responde a una realidad parcializada, con intereses predeterminados antes de comenzar el trabajo de investigación. A esto, se opone radicalmente la Historia de las Ideas en Latinoamérica; pretende ser el camino de expresión de los vencidos, de las clases marginadas. Sin embargo, claro está, que al ser voz de las clases marginales también se corre el peligro de parcializarse y al perder la objetividad se pierde lo oportuno de las conclusiones. En este sentido, el reto está en sopesar todos los ámbitos de la realidad.

Las ideas, el pensamiento, no es un hecho aislado, irreal, cuando es generado por la misma sociedad. Las ideas expuestas por pensadores inmersos dentro de las realidades sociales, viviéndolas, sufriéndolas, invariablemente no pueden producirse separadas de la historia en la cual están inmersas; pues, en gran medida, esa realidad determina las ideas producidas. Así, en el estudio de las mismas, podemos determinar claramente la relación que sobre ellas tuvieron acontecimientos económicos, sociales, políticos y religiosos. De esta forma, estudiamos más claramente las realidades del momento; y, vislumbramos el cambio de las ideas ante cambios específicos en el contexto social.

Un claro ejemplo de pensador latinoamericano intérprete de su realidad, es el escritor colombiano José María Vargas Vila (1860-1933), autor a considerar por los historiadores de las ideas al analizar el pensamiento latinoamericano de finales de 1800 y principios de 1900. Este escritor no academicista muestra en sus escritos un pensamiento fuertemente anticlerical, diametralmente opuestos a las oligarquías latinoamericanas, y promulgador de la unidad latinoamericana como medida necesaria para frenar las pretensiones dominantes de los Estados Unidos en la región. Su pensamiento responde al momento vivido; donde no pocos gobiernos en los países de Nuestra América se mantenían con el valor de los Estados Unidos, ejerciendo control sobre la población dominada, contando con la bendición de sacerdotes sumisos a la clase dominante en cada país. Su vida transcurre dentro de los años de los férreos encuentros armados entre conservadores y liberales, en medio de la sucesión de gobiernos inestables, que eran derrotados por incesante repetición de golpes armador. Era una época de gran inestabilidad política, frenadas en muchas ocasiones por el ejercicio en el poder de carniceros en lugar de estadistas honestos. Todo el pensamiento vargasviliano es fuertemente combativo y retador, reflejo fiel de la época convulsa donde vivió, sufrió y escribió. Al ser soldado liberal, sufrió persecuciones y destierros, que sólo son vistas de manera objetiva por el que sufre y no por la clase dominante del momento.

El estudiante de las Historia de las Ideas en Latinoamérica debe estudiar posiciones como las esgrimidas por Vargas Vila y sopesarlas por posiciones diametralmente contrarias como las expuestas por el venezolano Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936), pensador positivista, político activo en la dictadura de Juan Vicente Gómez (1857-1935), quien en sus obras esgrime la tesis del Gendarme Necesario, aquella figura fuerte que al ejercer el control, domina los movimientos insurgente y consolida las repúblicas. Tesis que justifica la existencia de un hombre fuerte en el poder, capaz de mantener el orden bajo el ejercicio de la fuerza, plenamente justificada.

Ahora bien, el dilema que se presenta es cuál de las dos posiciones tenía razón, Vallenilla Lanz con su gendarme necesario o José María Vargas Vila con su tesis liberadora. Más allá de quién tiene la razón, el historiador de las ideas debe comprender cada posición, sopesarla y concluir; conclusiones aprovechables para la sociedad.

Bajo esta línea de pensamientos, otro aspecto a destacar es que el estudio de la Historia de las Ideas es una disciplina humanística que se aleja del método de estudio de las ciencias fácticas en los siguientes aspectos:

- La Historia de las Ideas vincula al hombre, los eventos sociales y el pensamiento producido; a diferencia de las ciencias fácticas, la Historia de las Ideas es altamente humanística. Las ciencias fácticas están basadas en la búsqueda de la coherencia entre los eventos y la representación mental de los mismos. Esta coherencia es necesaria pero no suficiente, porque además exige la observación y la experimentación. Por ejemplo, nadie confiará en la efectividad de un medicamento si no ha sido sometido a pruebas necesarias de contrastación empírica. Por tanto, la llamada contrastación cuántica es necesaria para garantizar la veracidad de los hechos.

- El objeto de estudio de la Historia de las Ideas pertenece al pasado no repetitible; por tanto, busca la comprensión de los hechos sin la repetición de los mismos. Lo cual quiere decir que la Historia de las Ideas aspira a interpretar eventos que sucedieron; en contraposición clara a las ciencias fácticas que exigen la repetición de los hechos.

- La Historia de las Ideas exige en su análisis la participación de diversas ciencias sociales para la cabal comprensión de los hechos. Sociología, filosofía, psicología, historia, antropología; entre otras, le son favorables para lograr la pertinente interpretación.

- La Historia de la Ideas no intenta encontrar la amplitud del problema que enfrenta. A partir de la pluralidad del análisis interpretativo, determinar la relación de las ideas con la experiencia histórica en la cual se originan.

Es necesario la madures de ciertas ciencias humanísticas para poder realizar un acertado estudio de las ideas. Debido a esto, nos podemos explicar las razones por las cuales el estudio de la Historia de las Ideas ha madurado considerablemente en épocas próximas.

En la década del cuarenta, consideraron que las ideas estaban condicionadas por la realidad social; sin embargo, las interpretaciones fueron limitadas debido a la carencia de una rigurosa historia económica y social de Americalatina. Posteriormente, en la década de los sesenta y setenta, se hicieron interpretaciones desde una óptica burgués centralista. Luego, Ricaurte Soler (1932-1994) señaló las debilidades de la “Teoría de las Dependencias”, esta teoría estudia las realidades económicas y sociológicas desde las realidades regionales, teniendo un fuerte marcaje de ideología izquierdista. Soler sostiene que esta teoría falla al esquivar el análisis de la realidad económica social de la España moderna y la manera con la cual se relacionaba con la realidad de los indígenas en Americalatina. También, afirma que al referirse a la estructura social Latinoamericana, lo hace desde una óptica de colonización y neocolonización.

Hoy, las críticas de Soler tienen gran vigencia e importancia, pues no es posible hacer una acertada Historia de las Ideas, desde una visión idealista; pues, los resultados estarían predeterminados por la visión del analista. Soler deja claro que no se puede hacer historia coherente a partir de aspiraciones propias.

Dominique Grisona destaca que el estudio de la Historia de las Ideas en Latinoamérica está marcado por un fuerte elemento subjetivo; ya que, las ideas al no poseer un carácter institucionalizado, no academicista, puede plantearse demandas sociales, sin participar las mismas en intenciones manipuladoras de las clases dominantes. De esta manera, Grisoni al reconocer que no existe idea sin implicación política, reconoce la característica del elemento subjetivo como ente liberador, ante posturas de filosofías institucionalizadas.

A partir de la década de los setenta surge en Americalatina un movimiento filosófico llamado Filosofía de la Liberación. El reto que de aquí se desprende es si este movimiento es capaz de asimilar, comprender e interiorizar las diversas realidades de nuestros pueblos. Esto sólo es logrado a través de un estudio coherente de la Historia de las Ideas en Nuestra América; incorporando al discurso filosófico las exigencias, inquietudes, necesidades y realidades de los pueblos en indefensión, y no desde una postura clasista de la filosofía academicista.

De esta forma, el nuevo reto de la filosofía de la universal, de la filosofía de la liberación, de la teología de la liberación, o toda ideología que pretenda tener coherencia y utilidad social es, invariablemente, se cónsona con la realidad práctica de los pueblos; y, la Historia de las Ideas se presta como herramienta útil para la concreción de esta necesidad.

Por último, es necesario indicar que el distanciamiento de los forjadores de las ideas al estudio filosófico formal de la academia, no implica necesariamente distanciamiento con la realidad; por el contrario, debido a sus características están más relacionadas con la misma. De manera tal, que el análisis de la Historia de las Ideas, está llamado a convertirse en guía para el surgimiento de propuestas reales que permitan solventar las desigualdades, dar voz y acción a los pueblos oprimidos. En conclusión, convertirse en instrumento de liberación, liberación orientada por la dignidad.

miércoles, 21 de julio de 2010

Supuestos Filosóficos del Diálogo Intercultural


Para Domingo Faustino Sarmiento la Barbarie es un estado a superar con la finalidad de llegar a la civilización. La barbarie es siempre anterior a la civilización.

Betancourt piensa que en nuestro tiempo se vive barbarie y civilización al mismo tiempo; nosotros tenemos hoy nuestra propia barbarie, postcivilizatoria que se patentiza en la destrucción de las culturas, en la exclusión social, en la destrucción ecológica, en el racismo, en el desequilibrio cósmico que genera el modo de vida programado por nuestros medios de publicidad, en el hambre y la desnutrición.

A la posición de Sarmiento hay que oponerle la posición de Martí, que afirma que América no se salvará asumiendo una postura contra el indio sino con el indio. Ni el libro de Europa ni el libro yanqui dan las claves para Nuestra América. La apuesta unilateral por la civilización es suicida.

Martí, contrario a Sarmiento, propone la protesta contra el modelo civilizatorio que se empeña en unificar el planeta. Vincula su discurso protestatario a la realidad y a la naturaleza de los pueblos originarios de América.

Para generar civilidad hay que tomar en cuenta la diversidad cultural como pluralidad de visiones del mundo; lo cual va en contra de la visión de civilización actual, y que tiene como fin una estrategia cónsona con la dignidad humana.

Las culturas son inevitables para encontrar y organizar alternativas viables a la barbarie en expansión; pero, sin presuponer que las culturas son la solución, pues toda cultura es ambivalente en su proceso histórico, porque toda cultura genera su propia barbarie… Esto se entiende en la medida en que asumamos de que toda cultura tiene algo que decir, que aportar en contra de la barbarie; y por tanto, debe ser escuchada (he aquí el valor del aporte que cada cultura tiene que hacer en contra de la barbarie).

El respeto y reconocimiento de las culturas debe ser visto como exigencia ética, para fundar las condiciones prácticas para que los sujetos puedan apropiarse sin discriminación de su origen histórico antropológico y no óntico para su propia identidad personal; proceso para la liberación.

La cultura no da nunca la medida de todo lo que define o quiere ser la persona. Es un punto de apoyo que lo sitúa en una vivencia determinada pero ni lo determina ni lo delimita, y mucho menos lo limita. La persona decide si desea o no asumir por completo su cultura originaria.

Dentro de la cultura hay espacio para lo llamado biografía personal, que es la historia de una vida irrepetible e irrepresentable que busca su realización. El hombre es un ser cultural, está en su cultura como una situación histórica original; pero, el ser humano es a la vez, paciente y agente cultural… Para el ser humano no hay uso de la libertad –ni, lógicamente, tampoco de la razón- sin condicionamiento cultural, pero tampoco hay cultura humana sin la praxis de la libertad ni el ejercicio reflexivo de la razón.

Todo universo cultural concreto, además de la dialéctica de determinación y libertad, conlleva la tensión de la dialéctica de opresión y liberación, confrontando a sus miembros de esta suerte con la tarea de tener que discernir, también a este nivel, lo que llaman su cultura su manera de identificarse con ella.

En el punto de la dialéctica de la opresión y liberación la propuesta de Dussel de ver desde el oprimido es una postura ética. La situación de opresión liberación se puede describir mejor con la categoría de “Principio-Liberación” de Dussel. Este es un principio comunicable, que convence, que mueve a la acción y por lo tanto es liberador.

La categoría de principio-liberación, sobre todo en su cualidad de imperativo ético de libertad de la víctima, supone una elección subjetiva o intersubjetiva; que se podría determinar como la elección de la solidaridad como modo de ser, reflexivamente escogido como manera de relacionarse consigo mismo y con los otros. Parafraseando a Ortega y Gasset se puede decir que la opción ética liberadora supone la convicción del sujeto que reconoce que él es él y el otro; y que si no salva al otro, no se salva él. Sin este principio de la reciprocidad mediada no se explica el principio-liberación, ya que esa solidaridad reflexivamente escogida como modo de ser y de vida la que capacita a los sujetos para historizar y hacer real su liberación en una praxis común de liberación. Para querer o poder sentir como una obligación imperativa la liberación de la víctima, hay que fundarse antes como existencia solidaria.

En todo universo cultura hay diferencias biográficas y diferencias de opciones ético-políticas que reflejan tensiones, contradicciones y alternativas que impide reducirlas a las formas establizadas que solemos percivirlas. Las culturas no son expresiones de tradiciones homogéneas.

En tal sentido, las diferencias culturales son “reservas de humanidad”, que son puntos de apoyo para articular procesos concertados de humanización. El postulado de afirmación de la pluralidad cultural, se inscribe en un proyecto alternativo de comunicación e intercambio entre las culturas como horizontes complejos y ambivalentes, cargados por contradicciones y conflictos internos. A este proyecto alternativo doy el nombre de diálogo intercultural.

II

Así el diálogo intercultural es respuesta alternativa a la barbarie civilizatoria dominante. Su sentido es opositor a la globalización neoliberal.

A pesar de la coexistencia fáctica de las culturas y de sus contactos innegables, el diálogo intercultural no es más que un proyecto que realidad de hecho. En la presente fase de la globalización neoliberal, el poder de diseñar y de realizar el diseño del planeta se ejerce desde la estrategia homogenizante de un modelo civilizatorio tan convencido de su supremacía que relega el diálogo a niveles insignificantes o controlados por sus propios intereses; pues, su interés no es otro que imponer un criterio uniformizante. Se pretende reducir y nivelar a las diversas culturas.

El diálogo intercultural intenta abrir las culturas rompiendo sus posibles cierres categoriales, simbólicas, morales, etc. A la vez intenta fomentar el ejercicio de la reflexividad crítica en los miembros de cada cultura. Además, se entiende como método para aprender a relativizar las tradiciones consolidadas como “propias” dentro de cada cultura, y también para agudizar en las culturas la tensión y el conflicto entre los sujetos o fuerzas interesados en conservar y/o defender y aquellos interesados en transformar. Por tanto, el diálogo intercultural prepara a cada cultura para conocer a otra y por lo tanto, conocerse a sí misma. Ahora bien, este conocer al otro está más allá de un simple informarse como tomar nota del otro, es un intercambio de conocimientos para un renacer juntos a una nueva experiencia (a decir de Panikkar).

En términos sartreanos diría que el diálogo intercultural se caracteriza por ser un proyecto que aspira a la reestructuración de las relaciones entre las personas y sus culturas optando por la universalización de los principios de co-autonomía y cosoberanía como modos de vida que concretizan y realizan en “plan” de la libertad en todos y para todos.

III

No se trata, en resumen, de crear una nueva filosofía, sino de cultivar una nueva forma de relación e interacción entre filosofías conscientes de que, por sus referencias, a diferentes matrices culturales, hablan, es decir; contribuyen al proceso de intelección y de orientación de lo real o, si se quiere, nombran el logos con un acento; un acento que identifica, pero no separa, porque es la articulación de la situación en que, hablando con Sartre, se va cumpliendo la dialéctica de la singularidad en lo universal y de la universalización del singular.

Desde la perspectiva de esta tradición vería un primer supuesto filosófico del diálogo intercultural en la relación del ser humano como “universal singular” que asegura la supervivencia histórica de la subjetividad en las culturas y en todo el proceso de la historia de la humanidad en tanto que momento insuperable de constitución y de totalización de sentido.

De este modo todo universo cultural específico está agujereado originariamente por el escándalo de una subjetividad humana que no puede realizar su situación cultural sin singularizarla, sin imprimirle nuevo sentido. Haciendo o apropiándose cultura, el ser humano se transculturaliza, funda con eso la posibilidad de universalidad como movimiento de intelección argumentativa, ya que ese cuestionamiento del sentido es sinónimo de universalización de lo singular, o si se prefiere, intento de comunicación y de unión de la diversidad. Aquí con Jasper se puede hablar de la universalidad como comunicación.

De lo anterior se deriva un Segundo Supuesto Filosófico; el principio de reflexión subjetiva, es la reflexión que cualifica a cualquier ser humano como fuente de exterioridad y de indeterminación. Cierto, no hay reflexión subjetiva sin situación cultural, pero la reflexión subjetiva no es un mero reflejo de la cultura sino más bien la condición que vive la cultura y que desde esa vivencia la proyecta continuamente más allá de lo constituido en ella. Mediante el ejercicio de la reflexión subjetiva se convierte cada ser humano en un punto de apropiación y de totalización que desborda los límites de su universo cultural, sean estos los sistemas morales, políticos, jurídicos vigentes, para confrontarlos con sus opciones y proyectos, y dado el caso, salir de ellos… esto es fundamento de un sí mismo. La reflexión subjetiva construye zonas de comunicación. Por existir en exterioridad con relación a sí misma la subjetividad reflexiva no está ligada a una identidad definida.

Un tercer supuesto filosófico lo constituye el cultivo de la libertad como verdadero núcleo de reflexión subjetiva. La reflexión subjetiva es lo que impide que un universo cultural se convierta en estructura cohersitiva para sus miembros; la libertad constituyeun proceso de singularización y de universalización a la vez, haciendo valer en ella proyectos subjetivamente diferenciados. La libertad no hace las paces con “lo que hay” culturalmente; imagina y diseña planes de organización de lo real que no reduzca al ser humano, por ejemplo a simple “ciudadano” y conviertan el ejercicio de la subjetividad a un ejercicio de “civilidad”. La libertad impide la colonización civilizadora de la reflexión subjetiva… la solidaridad es una fundación de la libertad, y no una institución de las culturas.

Supuesto de la racionalidad; la racionalidad representa otra invariable antropológica, constitutiva y orgánicamente vinculada a la libertad humana. El ejercicio de la razón supone la libertad. La razón es una necesidad de la libertad. Si el ser humano es libre está obligado a ser racional, es decir a dar razón ante sí mismo y el otro. Se entiende la racionalidad como la cualificación de la libertad como subjetividad reflexiva que sólo puede saber si tiene razón, si da razón ante sí y ante el otro de la singularización de la libertad. Como implicación profunda de la relación viva entre libertad y racionalidad, en toda situación cultural se puede suponer la responsabilidad del ser humano frente a su cultura.

Como decía, los supuestos apuntados saben de su origen cultural. Y la cuestión de si son aceptables por otras tradiciones, de si son o no universalisables, es una cuestión que no se puede decidir sólo desde la posición filosófica que los propone. Es una cuestión de diálogo intercultural. Con todo, y sin pretender anticipar ningún resultado, me parece que sí pueden transmitir al menos una intuición racionalmente compartible, a saber, que si la universalidad se va alcanzando por la dialéctica de subjetividades que singularizan lo universal y que universalizan lo singular, entonces ningún ser humano, ningún sistema, ninguna cultura puede instalarse demasiado rápido en la universalidad.