miércoles, 28 de octubre de 2009

Planteamiento Ético de Friedrich Nietzsche


Nietzsche (1844-1900) propone una ética basada en la autorrealización. Desde este punto de vista su ética es material pragmática. Nietzsche asume la ética como vía para lograr la felicidad con la transformación del individuo, la cual engendra un nuevo ser; dentro del marco de las relaciones. En este sentido su ética es parecida aceptada mayormente dentro del mundo griego, en el sentido de los actos en el mundo público; sin embargo, difiere de la misma en el método a seguir.
En el desarrollo de su ética destacan dos momentos, a saber:
- La Crítica de La Moral..
- El Nihilismo.
Para el autor el concepto asumido hasta el momento de moral no es más que una mentira engendrado en el corazón de la sociedad. En su obra “Genealogía de La Moral” (1887) Nietzsche pretende desenmascarar la moral; critica las posturas moralistas de la mayoría de los filósofos que lo precedieron, haciendo especial énfasis en Sócrates (470-399 antes J.C.), Platón (428-347 antes de J.C.) e Immanuel Kant (1724-1804). En esta obra enfoca la moral desde un punto de vista etimológico, desde este enfoque busca las raíces de las palabra “bueno” y “malo” y señala la tergiversación que los términos han tenido en la sociedad. Para él bueno significa noble, dominador, aristócrata; malo es ser débil, simple, vulgar, plebeyo, sometido; por lo tanto todo lo inferior.
En tal sentido, critica al judaísmo y al cristianismo, religión derivada de la primera; pensamientos diseñados por los judíos que a su entender a preñado la cultura occidental, tergiversando los valores; haciendo creer que la inferioridad es premiada por Dios. El reino de los cielos es la recompensa para los incapaces que se esconden tras conceptos como bondad, igualdad, humildad, piedad, perdón y caridad. Ya que estos son valores de los esclavos. Moral de los oprimidos que al despreciar la vida inventan un reino ultraterrestre, que en él se les regalará lo que son incapaces de alcanzar en el mundo. De esta forma, el reino de los cielos es la recompensa al conformismo y la bestialidad vestida de hipocresía.
En este punto, es menester destacar que la moral del rebaño es hipócrita, pues el rebaño sabe que es incapaz de encarnar los valores cristianos; ser bondadoso, humilde, casto; por lo tanto, pretender ser puro, es un absurdo.
Nietzsche en su obra “El Anticristo” (1888) afirma: “El cristianismo ha tomado, partido por todo lo débil, bajo malogrado, ha hecho un ideal de la contradicción a los instintos de conservación de la vida fuerte; ha corrompido la razón incluso de las naturalezas dotadas de máxima fortaleza espiritual al enseñar a sentir como pecaminosos, como descargadores, como tentación, los valores supremos de la espiritualidad”.
El pensador afirma que los únicos valores cónsonos con la evolución de los pueblos están contenidos en la moral de los señores; esta moral esgrime la fuerza, el poder creativo, la dominancia. El dominador ama a la vida, es duro para si y para los demás; desprecia los valores del rebaño: la debilidad, la cobardía, el miedo, la humildad y la mentira.
Es deber del hombre fuerte romper los valores de la jauría, las antiguas tablas, y hacer que surjan los nuevos valores, que indudablemente traerán la felicidad y bienestar para los aptos, los dominantes. Estas ideas son mostradas en una de sus obras capitales, “Así Hablo Zaratustra” (1883).
En esta nueva tabla de valores, la:
Objetividad es sustituida por Personalidad creadora,
Bondad es sustituida por Virtud
Humildad es sustituida por Orgullo
Satisfacción es sustituida por Riesgo
Piedad es sustituida por Crueldad
Amor al Prójimo es sustituido por Amor a lo Lejano.
En lugar de los valores morales aparecen los valores naturales. En lugar de la metafísica y la religión se impone la idea del eterno retorno.
Independientemente de lo que se piense, de la concepción de la vida tras las experiencias, es indudable que el viejo precepto el cual afirma que “nuestro derecho termina donde inicia el del otro” es real. Por lo tanto, si alguien asume los valores y concepciones de Nietzsche y su época como ciertos, es irrefutable que en para lograr el bienestar individual y común la crueldad es una adversidad, el orgullo puede degenerar en arrogancia, la falta de amor al prójimo degenera en insensibilidad social; sin embargo, el deseo de superación, la crítica a sí mismo y al extraño, la personalidad creadora, son valores, a nuestro entender, positivas para el individuo y el colectivo. En este sentido, Nietzsche se granjea la crítica de no pocos pensadores, quienes rescatan lo loable de su pensamiento y señalan aquello que puede llevar a la despersonalización.
En realidad, todo extremismo, todo fanatismo degenera en mal social. Pues, el cristianismo, simiente de la valoración máxima del espíritu (insistimos, a nuestro entender), al ser llevado su pensamiento a la praxis extremista ha engendrado persecución y muertes injustificadas. Recordemos La Santa Inquisición.
Para Nietzsche la sociedad domestica al hombre haciéndolo parte del rebaño, la sociedad está compuesta de seres alienados que alienan. Solo el hombre libre es propietario de una voluntad larga e inquebrantable, solo a él le es licito prometer; siendo esta una medida de valor apropiada para medir la voluntad del hombre.
Es importante destacar que en la época vivida por Nietzsche, el cristianismo, encarnado en el catolicismo había sufrido un gran número de críticas surgidas desde puntos de vistas adversos a posturas rígidas de la Iglesia. Además, habían surgido el evolucionismo como explicación al surgimiento y evolución de la vida en el planeta, concepción que justificadamente se opone a la concepción bíblica aceptada sin refutación hasta el momento. Desde finales de del siglo XIX el creacionismo había experimentado cuestionamientos a raíz de diversas publicaciones de diversos naturalistas; sin embargo, tras la publicación del “Origen de las Especies” (1859) por Chales Darwin (1809-1882), las criticas al creacionismo se habían acentuado. Por otro lado, el pueblo alemán mostraba cada vez mayor inconformidad por las restricciones hechas a la comercialización de sus productos a nivel internacional, logrando comprimir su economía. Dentro de este marco Nietzsche piensa y escribe; su concepción indudablemente es reflejo de su época.
A lo ya señalado, hemos de sumar una creciente presencia de lo democrático, la que se muestra como la afirmación de una individualidad independiente de Dios y acreedora de la igualdad, de la medianía. La democracia, aparece a los ojos de Nietzsche como un momento del despliegue del nihilismo igualmente negador de la vida que los que la antecedieron. Ambas manifestaciones del nihilismo se muestran a Nietzsche como negaciones de la vida en la medida en que niegan u olvidan dimensiones de ella que a su vista aparecen como constitutivas de ella, como inalienables a lo que a él se le aparece como vida. Estas dimensiones negadas de la vida se muestran en ámbitos tan determinantes como el constante darse del devenir y las diferencias entre los hombres.
Nietzsche escribe en forma de aforismo, por lo tanto su obra se presta a diversas interpretaciones. En la obra “Mi Lucha” (1925) de Adolf Hitler (1889-1945) se reconocen ciertas ideas nietzscheanas como la supremacía del pueblo alemán, la oposición franca al judaísmo y la concepción de desigualdad entre los seres. No se trata de que Hitler sea o no nietzscheano, se trata del pensamiento del pueblo alemán; pues como hemos mencionado Nietzsche retrata fielmente su época. Tras la lectura de Hitler a sabiendas de los resultados del Holocausto, las lecturas de Nietzsche pueden resultar odiosas, mas el pensador queda absuelto de estas atrocidades pues murió casi cuatro décadas antes del genocidio contra los judíos. En la misma línea de pensamiento Nietzsche comparte ideas con el músico y amigo Wagner (1835-1917) –amistad distanciada por Nietzsche-, siendo también un sinsentido relacionar a Wagner con el Holocausto. Sin embargo, es pertinente destacar que la radicalidad sin razonamiento llevada a la práctica puede engendrar la barbarie.
Para Nietzsche los seres humanos no son iguales, cada individuo es diferente a otro; por lo tanto, muchos necesitan ser esclavos, quienes jamás llegaran a comprender el pensamiento de los seres superiores, de los aristocráticos. Solo algunos pueden llegar a ser seres superiores; quienes son los aptos, los fuertes, llamados a dominar, desdeñar y burlarse de los inferiores. Nietzsche, al igual que Hegel (1770-1831), es eurocéntrico, está convencido que los seres llamados a dominar el mundo viven al norte de Europa, especialmente el pueblo alemán, descendiente del pueblo ario, del verdadero hombre; pues para esta concepción el origen del alemán no esta en África, como es el caso del resto del mundo. El pueblo alemán es victima de la envidia de los otros pueblos. Esta concepción refleja el pensar de su pueblo, simiente de odios capitales que engendraron las ideologías con las cuales los alemanes justificaron su participación en las dos guerras mundiales.
Luego de la critica hecha por Nietzsche a la moral hasta ese momento esgrimida, propone el nihilismo como alternativa. Aquí el pensador se refiere al proceso histórico que emerge tras el reconocimiento del máximo valor y termina en la asunción y reconocimiento de múltiples cosas valoradas al volverse inoperante lo que antes era asumido como cierto. El nihilismo surge al reconocer la ausencia de una única medida; y, la toma en cuenta que múltiples medidas pueden aparecer como validas.
Es desde el nihilismo que Nietzsche afirma que Dios a muerto. Tras esta afirmación se acepta la vida y la nada, el modo de vivir mas allá del bien y del mal. Nietzsche es meramente existencialista, tras la muerte de Dios queda el hombre sobre la tierra, su sacrificio, su vida y lucha. Este pensamiento indudablemente tendrá una influencia notoria en la filosofía existencialista del siglo XX Influyó en las corrientes
existencialistas, fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos. Es considerado uno de los tres «Maestros de la sospecha» (según la conocida expresión de Paul Ricoeur (1913-2005), junto a Karl Marx (1818-1883) y Sigmund Freud (1856-1939). Influyendo a pensadores como Camus (1913-1960), Sartre (1905-1980), Heidegger (1889-1976), Simone de Beauvoir (1908-1986), entre otros.
Las nuevas tablas de valores propuestas, no son un sinsentido, en lugar de estar condenadas al fracaso o limitadas por el evento biológico de la muerte, es la salvación dentro del mecanismo del universo. Pues, para Nietzsche en el mundo opera la ley del Eterno Retorno, según la misma estamos repitiendo las mismas circunstancias una y otra vez; las cosas, las situaciones, las relaciones, se repiten sin cesar. El rebaño repite su estupidez, su enclenques, su incapacidad una y otra vez; rumiando, destruyendo, nada mas. En caso contrario, el dominante llamado el superhombre, es un ser conciente que vive completamente libre, al margen de las cadenas de la moral y la religión.
Es clave en el pensamiento de Nietzsche la ley del Eterno Retorno, teoría esgrimida por el autor tras encontrar el esbozo de la idea en los trabajos de
Heinrich Heine(1797-1856), quien especulaba que llegaría el día en el que la persona volvería a nacer con el mismo proceso de él mismo, y con él mismo en todas las demás personas. También, el autor fue influenciado por Schopenhauer (1788- 1860) quien sentenciaba que una persona que firmara en la vida incondicionalmente lo haría incluso si todo lo que le había pasado le ocurriera de nuevo de forma repetida. Nietzsche propuso por primera vez esta ley en “La Gaya Ciencia” (1882) y desarrolló en “Así habló Zaratustra”. Con esta ley se pretende eliminar a la muerte como caducidad irreducible a la lucha del hombre en la vida. Ya no se nos promete un reino en los cielos, una inmortalidad en un supramundo, se nos otorga la inmortalidad en este mundo. Pues caso contrario, todo el esfuerzo hecho estaría de limitado por el hecho de dejar de vivir. Nietzsche se niega a la muerte, es capaz de renunciar a la mayoría de los preceptos religiosos, pero es incapaz de aceptar la muerte como hecho natural, como la última barrera; como el límite que el superhombre no puede superar.
En el constante devenir, la voluntad de poder es el requisito necesario para transmutar la sumisión a la voluntad divina, a la fuerza, el dinamismo natural en el cuerpo. La vida es escenario para desarrollar La Voluntad de Poder. Esta voluntad, que ofrece, carácter ahistóricos, negación de toda la cultura alemana hasta la época y sobre todo, junto con la idea hegeliana que lo real esta en lo racional.
De esta forma el superhombre se impone y doblega al mundo, al universo. Superhombre dotado de la virtud que tiene simiente en la pasión, de los instintos que nos hace humanos. El superhombre se ha creado a través del flujo de su fuerza e impulso. Este hombre superior no sufre la pena de negar lo que es, no reprime sus pasiones e instintos; es la encarnación del ideal, lo que le da sentido al mundo, ser superior en la escala evolutiva. No sufre de la impotencia e hipocresía del cristiano.
La vida es progreso que acontece y repite. El superhombre acepta, asume su dolor, su fragilidad, el llanto; se fortalece superando las dificultades. El superhombre, al igual que los niños, juega con la vida, haciendo de ella un jardín para crear; haciéndose útil, redimiéndose, justificándose ante la naturaleza. En este punto, recordemos los que Sartre afirmara años después: “No es lo que el mundo nos ha dado, es lo que hacemos con lo que nos da”.
Otro aspecto importante en el pensamiento de Nietzsche es la concepción sobre las mujeres, la cual provocado una gran polémica. El hecho de que Nietzsche también ridiculizara a los hombres y a la masculinidad no le salva de la carga del sexismo. Sin embargo, las mujeres con las que tuvo contacto dijeron que era admirable y que trataba sus ideas y consideraciones con más respeto del esperado en un hombre educado en ese período. Muchos comentarios de Nietzsche sobre las mujeres y los hombres deberían ser leídos a la luz de su reevaluación de la moral y de su deseo de evolución del individualismo. Además, algunas de sus afirmaciones sobre las mujeres parecían prefigurar la crítica del post-feminismo contra las versiones primerizas del feminismo, particularmente aquellas que afirman que el feminismo ortodoxo discrimina a las propias mujeres en función de su posición social privilegiada. La visión de Nietzsche de la mujer se centra en su papel de madre en potencia, y no se extiende mucho más allá. Nietzsche emplazaba a la creación de cosas más grandes que uno mismo como la principal tarea de la vida del ser humano, esta visión debía simpatizar consecuentemente con el embarazo femenino.
Nietzsche resalta el valor de la mujer, no siendo ésta tan débil como aparenta y generalmente el hombre supone. De hecho, Nietzsche creía en las diferencias radicales en la esencia de los géneros como algo positivo. Ambos serían capaces de contribuir, cada uno a su modo, a las grandes tareas humanas, en función de sus respectivas condiciones sexuales, físicas y psicológicas.
La ética de Nietzsche supedita la ética tradicional a la estética. Entendiéndose la estética como valoración para transformar la vida en hechos bellos y útiles; por lo tanto, es menester afirmar que la ética de Nietzsche es pragmática. Afirma la virtud en un sentido ético del renacimiento italiano. Su ética, en clara oposición a la socrática y platónica, libera.