domingo, 15 de agosto de 2010

Noción de Hermenéutica en Pérez-Estévez

La hermenéutica se entiende bajo la tradición filosófica como el método, la ciencia de leer, comprender e interpretar un texto. Surge como tal en la edad media cuando los escolásticos pretendían interpretar la biblia. Modernamente, la hermenéutica se extiende a la comprensión de la cultura humana, y, más allá, la comprensión de todo lo acaecido universalmente.

Así, la hermenéutica pretender interpretar todo acontecimiento humano, tal como se intentar entender un libro, una pintura, con la finalidad de dilucidar el sentido de la vida, de la suerte, de la muerte. Entendido de esta forma, la hermenéutica es una herramienta fundamental de la epistemología.

Asumiendo la hermenéutica como medio de interpretación de la realidad, se asumen al menos dos posturas significantes; de que es posible alcanzar e interpretar la verdad; y, de que el mundo es un ente posible de interpretación. Sin embargo; más allá, se afirma que el hombre es el gran interpretador natural de los fenómenos.

Siguiendo la tradición hermenéutica, varios autores han propuesto su posición ante la misma; en tal sentido, la ciencia humana, el acontecer histórico ha pretendido ser entendido y explicado por diversos autores como Scheleiermacher en el siglo XIX, por Dilthey y Weber en el siglo XX. Dilthey intenta comprender la historia desde la visión de sus protagonistas; para él la interpretación fenomenológica sólo es válida cuando está realizada por quien vive el fenómeno: por el contrario, Weber considera que la compresión es exclusivamente un hecho racional, por el cual se elabora un modelo de la realidad a través del cual podemos interpretar toda realidad; en este sentido, la compresión de lo real no es sólo capital de quien experimenta el fenómeno.

Siguiendo la tradición de Weber, Gadamer afirma que no sólo es posible la interpretación de los fenómenos por quién no lo experimenta; sino, además, afirma que la compresión puede ser dada por la lectura de textos que narren la subjetividad de quien interpreta el fenómeno. Por tanto, la lectura de un texto es el diálogo entre quien lee el texto y quien lo escribe.

Para Gadamer la verdad está por encima de los dialogantes y poder llegar a ella sólo ocurre cuando los dialogantes logran, a través de la racionalidad, poder alcanzar la verdad presente, la cual es inmutable ante la voluntad o subjetividad de quienes interpretan el fenómeno.

Con la finalidad de comprender la propuesta hermenéutica del Profesor Pérez-Estévez es menester entender la crítica que hace de la postura de Gadamer. Altamente crítico a la postura Gadamerciana, Pérez-Estévez basa su interpretación de la hermenéutica.

El principal punto de vista que separa la postura hermenéutica del Profesor Pérez-Estévez de la posición de Gadamer, es que el lector historiador no puede trasladarse al pasado y vivir el fenómeno narrado, pues el lector pertenece al tiempo a la realidad presente que vive, al horizonte sociocultural que lo ha formado y a la cual se debe. Pérez-Estévez es categórico al afirma:

“… Pero este traslado al pasado es imposible debido a que el historiador lector pertenece esencialmente a una época y un horizonte sociocultural en el que vive y del que no se puede desprender; todo ser humano se enraiza (sic) en un tiempo y espacio concreto, o sea está necesariamente en una posición sociohistórica de la que no puede salir”

Desde el punto de vista de Pérez-Estévez el historiador no vivencial está limitado en la posibilidad de interpretar la realidad del fenómeno estudiado; pues, su interpretación está afectada por la subjetividad de quien narra el fenómeno vivido y la propia subjetividad determinada por la situación sociohistórica que vive.

Para Pérez-Estévez el hombre es un ser inmerso dentro de un espacio y tiempo determinado; por tanto, revivir un hecho pasado es una quimera; pues, significaría la anulación de la realidad del lector como ente inmerso en una determinada realidad, distinta a la que estudia, que lo determina.

Pérez-Estévez afirma que no se puede dar una auténtica lectura sin la presencia del diálogo. Y, evidentemente, contrario al pensar de Gadamer, cuando en el fenómeno de la lectura pasiva no están presentes las condiciones necesarias del diálogo. Pues, es condición imprescindible del diálogo la presencia de al menos dos interlocutores; desde este punto de vista, el diálogo es un fenómeno vivo, existencial, inmerso en un tiempo y espacio determinado, signado por la realidad sociocultural de los dialogantes.

La conversación como requisito fundamental del diálogo, se desarrolla dentro de un sistema dinámico de preguntas y respuestas; en el cual se evidencia la argumentación en paralelo, con el fin de ponerse de acuerdo sobre un hecho concreto. Esto constituye, sin lugar a dudas, otro punto de inflexión entre el pensamiento de Gadamer y Pérez-Estévez; para Gadamer la verdad es independiente a los dialogantes, quienes por medio de la racionalidad pueden o no llegar a la determinación de la verdad; en cambio, para Pérez-Estévez la verdad es capital de los dialogantes. Los dialogantes al ponerse de acuerdo sobre el fenómeno en estudio, determinan la realidad a vivir; así entendido, la verdad es mutable, relativa y un fenómeno producto del acuerdo.

Para Gadamer no son los dialogantes los que determina la verdad, esta es un hecho inmutable que sólo puede ser percibida por los dialogantes a través del correcto empleo de la racionalidad. Para el Profesor Pérez-Estévez, el punto de vista de Gadamer, a este respecto, se debe a que el mismo sigue la influencia de la modernidad, iniciada en el pensamiento griego, continuada por Kant y Descartes.

Para Pérez-Estévez, Gadamer igual que Paltón identifican a la verdad como un ente extra-dialogante, independiente del fenómeno del diálogo. Y, este distanciamiento de la verdad de quienes intervienen en el diálogo es determinante en el origen de la crisis de la modernidad. Pérez-Estévez afirma que para Gadamer (Pérez-Estévez:1992) “Los sujetos, en Gadamer, se ensombrecen ante la verdad que va apareciendo en el diálogo y que resulta la gran protagonista”.

Entonces, según el punto de vista de la hermenéutica de Pérez-Estévez, el acuerdo logrado a través del proceso de diálogo está más allá de exponer el propio sentir y tratar de imponerlo al interlocutor; el proceso del diálogo conlleva a la transformación de los dialogantes hacia lo común donde ya no es posible seguir siendo quien se era antes del diálogo.

Lo expuesto anteriormente, significa que para Pérez-Estévez la hermenéutica está más allá de lograr identificar una verdad preexistente, es poder determinar una realidad tras el encuentro de las subjetividades de los dialogantes; quienes, en este proceso ven afectada la propia subjetividad.

Esto, significa para Pérez-Estévez la identificación de una característica imprescindible en el proceso dialógico, en la hermenéutica, y es, la escucha. Para Pérez-Estévez la escucha es fundamental en el proceso del diálogo generador de la realidad en común de los dialogantes.

Para Pérez-Estévez la modernidad está signada por la expresión del Yo; influenciados por la tradición griega que da preeminencia a la vista como sentido analizador, hermenéutico de la realidad, al interlocutor se objetiviza, se interpreta como algo extraño y ajeno a mi Yo, quien sólo se debe tomar el cuenta con la finalidad de imponer el Yo, el cual sólo se valida como alternante en la medida de que se parezca a mi Yo. Según este punto de vista el otro sólo es validado si es mi Yo; entre más sea Yo es más tomado en cuenta. El otro, el extraño, es invariablemente el bárbaro al cual es menester reducir, anular.

La escucha es el momento de afirmación del otro en el proceso dialógico, y en la medida que validamos al alternante es posible un nosotros, una realidad determinada por el encuentro de dos o más subjetividades para lograr la concreción de una subjetividad común.

La escucha es indispensable para poder lograr el diálogo, y requiere para su aparición de la suficiente humildad entre los interlocutores. Esta humildad no se evidencia siguiendo la tradición de la modernidad, pues requiere disposición de los dialogantes. En este sentido el Profesor Pérez-Estévez (Pérez-Estévez:1992) afirma:

“… Toda relación humana encierra un afán de dominio sobre el otro de deseo de reducirlo y hacerlo a nuestra semejanza, que se manifiesta en nuestra manera de verlo y en la negativa disposición a escucharlo y, en consecuencia, no dejarlo hablar hasta tanto no se exprese de manera semejante a como nosotros lo hacemos”.

Ahora bien, según lo expuesto anteriormente, la hermenéutica para el Profesor Pérez-Estévez es el proceso por el cual se logra determinar la realidad tras el encuentro de las diversas subjetividades de los dialogantes; subjetividades determinadas por el contexto sociohistórica en la cual están inmersos. Por otro lado, el producto del encuentro de los dialogantes va a tener el poder de modificar la realidad del Yo en un nosotros; y, para esto es imprescindible validar el alter al incluir la escucha en el proceso de diálogo.

1 comentario:

  1. Gracias por el artículo, me fue muy útil. Recomiendo cambiar el color del texto de blanco a negro en las zonas resaltadas con amarillo.

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